Por: María Liliana Galindo

A tan sólo tres metros de distancia, las miradas del público siguen con atención las expresiones del actor. De vez en cuando una carcajada conjunta o un suspiro en medio del silencio alimentan la atmósfera que se comparte en el corazón del Teatro R 101. En una sala de cámara para 75 personas, se hace lo que para muchos es un milagro: El acto de la creación. Como un truco de magia, los espectadores están frente a un momento de revelación, en el que los personajes despiertan inquietudes, mueven las fibras más profundas y, por qué no, abren una puerta para soñar.

Lo que hace 14 años era tan sólo el sueño de unos jóvenes estudiantes, que deseaban montar sus propias obras con un estilo fresco y un sello único y contar con un lugar para exhibirlas, se convirtió en un proyecto que vive, crece y se renueva para contagiar al publico de lo que, en principio, enamoró a los fundadores del Teatro.

Las inquietudes de estos jóvenes artistas sobre el oficio teatral, forjaron un lugar para despertar y consolidar su vocación en un ambiente que les permitiera construir un producto artístico de calidad.

A partir de estos principios, el R 101 quiso abrir sus puertas e invitar a nuevos grupos a hacer parte de su proyecto. Los nuevos creadores tuvieron la oportunidad de mostrar sus nuevas propuestas, de compartir sus ideas. Hoy, es el único teatro de la ciudad que cuenta con una sábana de programación permanente, de domingo a domingo y que, además, se arriesgó a presentar obras en horarios “especiales”, como las funciones de media noche y en espacios alternativos como el altillo.

El público puede gozar de las distintas franjas de programación que incluyen: danza contemporánea, noches de varieté, improvisación, teatro infantil, teatro independiente, conciertos de música y milonga; que le ofrecen al espectador una oferta variada y de calidad, pues para que una obra se presente allí debe pasar por un comité de selección.


Además de ser una sala de exhibición, el R 101, constituyó un grupo que ha acuñado un repertorio en el que se combinan sistemáticamente montajes de obras colombianas y extranjeras, textos clásicos y contemporáneos, que se suman a los esfuerzos por enriquecer el teatro joven independiente. Desde su creación, han montado piezas como: ¿De dónde vino este animal?, Juego para dos, Mi lucha farsa, A mi manera, La bienvenida, las cuales le apuestan a un lenguaje reflexivo y entretenido.

Al contrario de lo que muchos pueden pensar sobre las artes escénicas, el R 101 busca un entretenimiento inteligente, “somos consientes que el fin último del teatro es divertir, es que la gente no se aburra, pero, a esa experiencia que vive, queremos aportarle algo más y es que lo que vea lo transforme como ser humano y le haga cambiar sus posiciones frente al mundo; que haga, ante todo, un ser humano más sensible y más abierto a la tolerancia y al respeto por el otro”, afirma Hernando Parra, director del teatro.

La fachada de una casa que parece suspendida en el tiempo, pero que en su interior está habitada por gente de nuevas ideas, ganas de hacer, de aprender, de sembrar y transformar; en los últimos años ha logrado que sus visitantes regresen de manera continua. El R 101 en unos años, probablemente, será un referente al hablar de teatro independiente, pues su interés no es montar y/o exhibir piezas a la ligera, sin un contenido contundente, con afán o con el deseo prioritario de “hacer plata”. Por el contrario, busca elaborar y apoyar producciones que dan cuenta de una búsqueda, en la que el público se encuentre.

Teatro R 101

www.teatror101.wordpress.com

Calle 70 A no. 11 – 49

Teléfono 313 22 49

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